"Sartre no tiene marido, Sartre no tiene mujer, pero tiene un hijo bobo que se llama..."
Los existencialistas del tablón
El hijo bobo de Jean Paul está tomando una cerveza, solo, en un bar
de San Telmo. Se imagina en Bouville, en la escena que Antoine
Roquentin, el personaje de La Náusea, comprende el absurdo de la
existencia mientras bebe cerveza en una cantina. Pero lo que en realidad
le sucede es que le pegó mal el faso paraguayo que le consiguió el
wachiturro del ciber de al lado de su casa. Va a San Telmo porque piensa
que, en Buenos Aires, es lo más parecido que puede encontrar a las
calles parisinas. Su sueño es conocer París algún día y radicarse allí
como un escritor que escribe con nostalgia de las calles porteñas que lo
vieron vivir verdaderas hazañas. Aunque lo más cercano que vivió a una
hazaña fue la vez que no se presentó a un parcial de la facultad por
considerar reaccionaria a la bibliografía seleccionada por la cátedra.
El hijo bobo de Sartre está enamorado de una chica que escribe poesías en un blog. Él las comenta con un usuario anónimo. A la chica sólo la conoce por una foto en la que se la ve de lejos, pero está convencido de conocer su alma y amarla por eso.
Si fuera un adolescente, sería Emo.
El hijo bobo de Sartre está enamorado de una chica que escribe poesías en un blog. Él las comenta con un usuario anónimo. A la chica sólo la conoce por una foto en la que se la ve de lejos, pero está convencido de conocer su alma y amarla por eso.
Si fuera un adolescente, sería Emo.
El hijo bobo de Sartre critica el materialismo extremo del hijo bobo de Marx, pero en el fondo lo envidia.
Ama los días grises y lluviosos. Odia las multitudes felices.
Termina su cerveza, ya está borracho. Sale a caminar y se regodea pensando en la Nada. Se le cruza por la cabeza que Sartre tuvo la suerte de conocer al Che Guevara y supone que quizá él debiera conocer a algún personaje revolucionario de nuestros días. Hace una lista mental y entiende que hoy no hay nadie realmente revolucionario. Aunque de todas maneras podría sacarse una foto fumando un habano con Jorge Altamira. Sí, sin dudas esa foto sería todo un éxito en su facebook.
El hijo bobo de Sartre tiene muy en claro que la existencia precede a la esencia, eso de que un cobarde puede siempre transformarse en héroe y un héroe puede fácilmente convertirse en cobarde. Por eso mismo es que tiene la íntima certeza de que muy pronto dejará de ser un Loser.
muy bueno che
ResponderEliminar